martes, junio 03, 2014

El desierto de Chantal Torres.

¿Cuántas veces se tiene que morir de sed para saberse vivo? ¿ Cuánta sangre en el corazón se necesita para ser valiente, huír del abandono sin que nos alcance desprevenidos? Quizá no haya respuestas, quizá se encuentran perdidas en el silencio, en la lluvia que no sabemos esperar.

En la inquietante mente de Chantal Torres existió  un desierto sin mujeres, que se avivó con la palabra y la acción para desarrollarse finalmente en escena. Imaginemos en nuestra cabeza este paisaje árido que Chantal nos dibuja: Un territorio en donde nadie entra y nadie sale, una frontera que mata a quien la cruza.

 "Afuera" es una historia cruda y a la vez esperanzadora que retrata la vida de Manuel,  un padre que se resiste a decirle adiós a Aurelia, su esposa desaparecida. Un padre que cuida de sus hijos y ellos de él. Un lugar absorbido por el desierto en donde todo inicia como termina, y visceversa. La misma historia contada una y otra vez sin que nada suceda, como sucede a veces con nuestra vida. Los días son exactamente iguales y se viven en círculs.¿Y si mi felicidad está fuera de aquí? ¿En algún lugar que no conozco por miedo al olvido? Que pasa si en este momento me desaparezco, cruzo mis propios límites y nunca regreso. Qué pasa si no me gusta este lugar y todo lo que creía ser se desvanece. Y si estoy en el error y entonces necesito quedarme. Cuando leemos esta historia, estamos ante un panorama desolador, donde la ilusión de una vida mejor es el motor y centro de todo.

"Afuera nadie es nada, solo adentro" canta Saúl Hernández de Caifanes y puede que tenga razón. Precisamente esta frase invita a recorrer este desierto bañado de ausencia. Chantal posee una escritura noble y precisa, nos va adentrando al mundo interno de los protagonistas, que a final de cuentas somos todos nosotros, que hemos padecido o experimentado el límite de una frontera, incluso de la propia. Chantal se atrevió a alzar la voz, a imaginar un lugar no tan ficticio a lo que se vive en cualquier ciudad del norte de nuestro país. Nos envuelve en una atmósfera hostíl, donde siempre hay hambre de cambio. Ese cambio que tarda en llegar y a veces nunca llega. Estamos ante personajes entrañables, delimitados por el olvido y la muerte. Se la pasan viendo nubes, comiendo recuerdos y contando los días para que suceda algo que los sacuda.  Hablan con sus muertos y aprenden a vivir con su dolor, sin sus mujeres. Todas se encuentran desaparecidas o muertas, se las tragó la tierra, lo mismo da.

Les quiero contar de  "El Gil". Es ese hijo que toda familia tiene y le cuesta trabajo tener. Ese que nunca se está quieto. Él desea buscar trabajo allá afuera, pues este lugar abandonado ya nada le ofrece . Le pesan los límites y aunque no sabe que hay detrás de la frontera, sabe que allá, afuera, puede ser mejor.

El lenguaje poético que transmite Chantal en esta historia es contundente y florece en medio de este sitio donde la nada dirige a los personajes. "El Gil" se enfrenta a "El guardia", que cuida esta frontera día y noche para que nadie entre y nadie salga pues así es la vida y las ordenes se tienen que acatar, aunque a nadie le importe si se siguen o no. El Guardia representa ese peso de la ley que no solemos entender ni a primera, ni segunda ni tercera vista. Es la prepotencia, sinrazón y abuso de poder que nos persigue a cada instante ¿Porqué nadie puede cruzar esta frontera? ¿Que existe detrás de ella que nos hipnotiza y nos ilusiona tanto que no nos deja vivir?

En "Afuera" todos esperan con cierto dolor una lluvia que tarda en llegar. "El guardia" acata las ordenes de arriba, no las cuestiona. Mata a todo aquel que intente cruzar esa frontera que ni siquiera él mismo entiende. Hay un personaje que se hace llamar "El artesano". Su oficio es buscar mujeres muertas para luego venderlas a los interesados. Espera a que llegue la lluvia para que la tierra se remueva y entonces buscar a las desaparecidas. Su lema es "Siempre hay alguien que desea lo que uno desprecia".

Por otro lado, tenemos la tristeza y la pena de Manuel, ese padre que agoniza a Aurelia mientras le canta Paloma Negra. Trae el mal de la ausencia y sabe que sus hijos lo abandonarán. Escarba tierra por doquier para encontrar al amor que se le fue. La historia tiene un desenlace sorpresivo. Nos deja perplejos, con un alma adolorida. ¿La vida es mejor afuera o adentro? No lo sabemos. La vida se anda contoneando con la muerte y nos  recuerda a cada segundo que somos efímeros y la esperanza es esa luz que palpita en el corazón de los más valientes.  Que nunca se pierda ese deseo, esa búsqueda interminable de la felicidad, cualquier cosa que esto sea. Imaginémonos felices, allá afuera nuestros sueños, quizá nos están esperando.