jueves, diciembre 11, 2014

Amaba reír contigo. Parecíamos chinitos. Tus dientes me encantaban y tu barba que picaba mis mejillas. Extraño tus manos y darte besos en la nariz. Yo creo que nadie te va a tocar la nariz como yo. Extraño también ese sudor que formaban  nuestras manos y esas arrugas que se te hacían en la frente y que odiabas. Yo no sé si algún día voy a olvidar tu sonrisa. Amaba verte reír. Ese día en tu cumpleaños fui la persona más feliz del mundo. Extraño acostarme en tu pecho y sentir que el mundo cabía ahí. En ese instante tan pequeño. Extraño acariciar a tu gato que en un principio desprecié, pero que luego acaricié. Extraño tus besos y tu manera de levantarte. Extraño tenerte a mi lado. La última vez que estuviste a mi lado vimos la película de la Sirenita. Que bobos. Yo lloré en el final y no te diste cuenta. Todavía te faltaba aprender más de mí y yo de ti. Pero así es la vida. Te quita a lo que más amas para que aprendas a ser feliz. Esta soledad, tan perra y desgraciada, va a terminar pronto. Y quiero que estés ahí para verlo. Quiero que veas mi cara algún día y que te des cuenta que ya no se refleja en la tuya. Nos parecíamos tanto.