estoy huyendo del fuego y de las sombras
ya no tengo arbol, ni mar ni vida
me escondo detrás de la piel
veo mi propia muerte
encerrada en mis entrañas
tan ausente como un sol que nunca llega
un barco perdido
una sonrisa fingida
eres el mar de mi cuerpo,
voz convertida en eco que retumba en mis huecos