Lo aplastaste entero, lo aventaste al mar del olvido para siempre.
Para rescatarlo es preciso ahogarme en mi mismo y regresarle ese latido por el resto de mis días.
Que nadie llegue. Que esa persona que llegue a enamorarme sea yo mismo, pues soy el único que importa aquí. Yo soy mi propia fuerza y voluntad. Yo me construyo con mis propios pedazos.