domingo, marzo 26, 2006

la musica clásica tiene una manera de transformarme los pensamientos que es increible, hoy nomás estabamos de cucharita acostados, yo cerraba los ojos y viajé a la casita de mi profesora de canto que era rusa, que tenía un perrito llamado busha que también era ruso, me acuerdo del olor de su casa, era un olor penetrante, combinado entre cereza, a zapato recién comprado y a quemado...me acuerdo del calentamiento de voz, de su pianito, de sus matrushkas?...de sus puertas que no eran puertas si no puros hilitos llenos de conchas cayendo, ya luego me tranporté al cortijo, donde tomaba clases de violín, me acordé del anfiteatro, del salonsote donde entraba mucha luz, del cuartito donde tomaba clases de canto, del árbol que estaba atrás de ese salonsote, de la ansiedad que me provocaba oir a los caballos relinchar, de la puertita de ratón que teníamos que pasar para entrar al salonsote...ya despues aterrizé y estaba de vuelta en forma de cucharita, agarrado del hombre más luminoso de mi mundo, estaba protegiendome, estabamos incrustados, su tiempo en el mío, su piel en la mía...