sábado, febrero 18, 2006

el niño convierte la ceniza en palabras
arrastra los cerillos
se le caen de los pantalones
quiere jugar
nadie lo alcanza porque nadie lo persigue
él corre
sangra la boca de su estomago
se enciende su boca
humean todas sus bocas
no quedan palabras
ceniza
manos calcinadas
un cuerpo que no sabe ser otra cosa
que una hoguera y a veces incendio forestal